La batalla terminó con las tropas de Wellington demasiado exhaustas como para perseguir al enemigo a través del denso bosque de encinas a través del cual miles de franceses rotos por el pánico huían para salvar sus vidas.
Wellington creía que no tenía sentido enviar a sus tropas a perseguir a los franceses ya que estaba seguro de que una fuerza española al mando de Carlos España estaba defendiendo el único punto por el que los franceses podían cruzar el río en su huída: el puente de Alba de Tormes. Los españoles estaban guardando el puente cuando Wellington marchó hacia el norte de Salamanca al principio de la campaña pero por lo visto D. Carlos España temió ver a sus fuerzas aisladas en tal posición y se retiró sin ni si quiera informar a Wellington.
Por lo tanto, un exasperado y furioso Wellington vio como en vez de tener a los derrotados franceses clavados en la orilla izquierda del Tormes, éstos huían hacia Peñaranda marchando por el puente y los vados adyacentes.
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