El terreno al sur de la ciudad de Salamanca es campo abierto, sin obstáculos de importancia, por tanto estamos hablando de un terreno muy adecuado para el movimiento de tropas.
Es un terreno ligeramente ondulado que permite que masas de hombres se mantengan escondidas en las laderas ocultas de las pequeñas colinas. Dos aisladas colinas de cima plana, el Arapil Chico y el Arapil Grande, son una excepción en el conjunto del terreno. Destacan descaradamente más o menos en el centro del campo de batalla, con algún extremo rocoso y con un perfil que se observa a distancia.
El Arapil Grande tiene unos 360 m de longitud con una cumbre estrecha y plana. Los extremos son rocosos e inaccesibles pero las laderas, aunque inclinadas, se pueden escalar más fácilmente.
El Arapil Chico se alza a unos 800 m al norte del Arapil Grande y está más cercano a Salamanca. Es más pequeño, más redondeado y ligeramente más bajo.
A una milla hacia el oeste del Arapil Chico se encuentra el pueblo de Arapiles, en el que se iba a desarrollar parte de la lucha.
El terreno al norte del pueblo se eleva formando la colina denominada Teso de San Miguel que llena parte del vacío que hay entre el Arapil Chico y Arapiles.
Al sur del pueblo de Arapiles hay una ancha extensión de terreno elevado que va de este a oeste ocupando unos 3 km y que se conoce como el Monte de Azán. Continuando hacia el oeste, el lejano extremo del Monte de Azán termina en una pronunciada elevación conocida como el Pico de Miranda. El pueblo de Miranda de Azán está muy cerca hacia el suroeste.
Hacia el sur el terreno es más irregular y parcialmente boscoso. Un extenso bosque de encinas se extiende desde el sur del Arapil Grande hasta Alba de Tormes.
El extremo del bosque próximo al Arapil Grande presenta una ligera elevación conocida por El Sierro que desempeñó un papel fundamental hacia el final de la batalla.
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