Cuando Marmont se percató del peligro que entrañaba que las divisiones de Maucune y Thomières avanzaran hacia el oeste tan descuidadamente, debilitando el ala izquierda francesa, el mismo mariscal se dispuso a partir a caballo hacia la izquierda para detener el avance. En cuanto se dio la vuelta para montar su caballo, resultó herido de gravedad en el costado derecho y en el brazo por un proyectil disparado por los cañones que los británicos habían situado en la cumbre del Arapil Chico. Fue conducido a retaguardia, donde los cirujanos pretendían amputarle el brazo, algo a lo que se negó rotundamente. Marmont se recuperó de sus heridas, pero no volvió a la Península, participando en las campañas de Alemania y Francia en 1813 y 1814. Las canciones populares surgidas en los pueblos salmantinos a raíz del episodio han extendido la falsa idea de que Marmont perdió el brazo derecho durante la batalla, lo que ha provocado que el emblema de un brazo cercenado aparezca en el escudo que luce la bandera confeccionada para el pueblo de Arapiles. Resulta curioso que, cuando Marmont, responsable de la defensa de París en 1814, rindió la ciudad a los aliados que la rodeaban y Ney le echó en cara su cobardía, Marmont le contestara: “Hubiera dado mi brazo derecho porque esto no hubiera ocurrido”.
En la lámina, el mariscal Marmont acaba de ser herido por la explosión del proyectil. Un general de brigada (dos estrellas en las raquetas del fajín de seda con cintas azules entretejidas) observa horrorizado la escena y un ayudante de campo de un general de división (brazalete rojo con bordados dorados) se aparta para evitar resultar herido como su general en jefe.
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